domingo, 20 de diciembre de 2009

Donde vive la araña


A lo mejor no hay nadie ahí dentro, pero esa negrura es capaz de infundir tanto temor por sí misma, que no hace falta que esté habitada. Sabemos que hay arañas y arañas; pero desde luego que ese tipo de araña que espera a que pases por delante, en un día de sol y descanso, descanso soleado y despreocupado, ese tipo de araña, digo, no es del tipo amable; no es del tipo agradable o humanitario. A veces podemos mandar a freír espárragos a esas arañas también, incluso pisarlas y mirarnos la suela con triunfal sonrisa luego, sin más dilación mandarlas a la otra esquina del barrio. Jesús, qué violencia.

jueves, 8 de octubre de 2009

Planetas desiertos


Te he estado esperando en este paso de peatones. A veces las ciudades parecen planetas desiertos. Puede ser divertido, hasta gratificante y relajante, pero puede ser aburrido y penoso también, todo depende de la música con la que estés viajando.

Lo más inquietante de todo es que parece como si no viviese nadie allí detrás. Es más, diría que parece que nadie ha cruzado nunca por este paso de peatones; quizás, desde hace dos años.

A veces las ciudades parecen planetas desiertos.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Las habas mágicas




Hoy he visto por primera vez en mi vida a Norman Foster en carne y hueso, y he tenido la normal sensación de quien ve a una celebridad, es decir, la sensación de estar frente a un monstruo, frente a un ser de otro mundo, tal vez paralelo al nuestro, el de los comunes (no, no necesariamente mediocres). Le he observado detenidamente, me he deleitado analizando los matices físicos y mentales de un arquitecto, un artista, e intentaba imaginarme su proceso creativo, su forma de trabajar y relacionarse con el mundo a través de su forma de mover el lápiz entre sus dedos, o de fijar la mirada en un interlocutor de la charla.

Don César Gómez Campo era también un monstruo, siempre tuve esa sensación en su presencia. Fue un profesor, un artista a su manera, y le gustaba hablar con humildad de todo lo que sabía, que era mayor que el infinito. Ahora ya no está entre los vivos, me enteré hace unos días. Sólo espero que estés bien, César, que no hayas sufrido en el tránsito y que, al otro lado, sigas aprendiendo cosas para enseñárnoslas cuando lleguemos nosotros.

viernes, 5 de junio de 2009

El túnel




Hay un hombre en el túnel, persiguiéndonos incansablemente. Es una escena de El hombre atapado (1941), de Fritz Lang. Tiene tanto miedo a alcanzarnos como nosotros a ser cazados por él. Ánimo, ya queda menos para lo uno o lo otro. Tantas veces hemos soñado con un túnel vacío... ¿Qué habrá al final de este túnel? Me pregunto cada cuánto pasa un tren por aquí, cuál es la frecuencia. Seguiré agazapado entre las sombras húmedas y llenas de hollín hasta que pase el miedo. Pero, ¿cada cuánto pasa el miedo por esta estación? No debería preocuparme tanto por la frecuencia; como siga respirando tan fuerte, me va a oír el tipo del sombrero de ala ancha, el hombre del traje gris. Shhh...

El salvador


Tron (1982) relata las aventuras de un programador de videojuegos (hoy sería un ingeniero informático desarrollador de aplicaciones) que se ve atrapado en un mundo minimalista donde el tirano es un software maligno y los programas buenos son héroes que se baten el cobre en juegos de gladiadores. La película cuenta con el icónico Jeff Bridges en el papel del programador. La película, de argumento sencillo y sin mayores pretensiones filosóficas, dejó el listón bien alto y no consigo encontrar en los últimos 30 años de cine un hito visual más potente y singular. Hay que agradecérselo a los artistas Syd Mead y Jean Giraud (el gran Moebius). 


La verdadera historia de Juan Sinmiedo



O comes...



... o te comen.




Azul



martes, 20 de enero de 2009

Hojas


Paseando por la calle esta mañana pude captar esta imagen: hojas de plátano secas apoyadas en una verja, que estaban viendo pasar peatones.